Como actividad introductoria a este tema, propongo que realicéis una pequeña historia inventada por vosotros siguiendo estas fases:
1ª fase: Observa esta imagen y explica cómo es el lugar.
2ª fase: Imagina el tiempo en el que este lugar pudiera existir y explícalo.
3ª fase: Inventa nombres para los elementos que aparecen (personas, animales, ríos, ...).
4ª fase: Puedes contar un hecho que haya sucedido justo antes de esa escena y algo que va a suceder después.
Para ello, utilizaremos un procesador de textos; de esta forma, crearemos un documento y empezaremos a trabajar las distintas posibilidades de presentar un texto.
La imagen es el cartel publicitario de la película de Tim Burton sobre una historia sorprendente y maravillosa que todos debéis conocer: Alicia en el País de las Maravillas, historia que nos ha dejado el escritor inglés Lewis Carroll.
![El Gran Misterio del ,MAYORDOMO](file:///C:/Users/AULA/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.gif)
TEMA 3: ESPACIOS Y TIEMPOS
ÍNDICE:
1.
La narración (III): el tiempo y el espacio en
los relatos.
2.
El lenguaje de los textos narrativos (III).
3.
El género narrativo (II): los mitos, las
leyendas, los cuentos tradicionales y los cuentos modernos.
4.
Gramática: los determinantes y sus clases.
5.
Ortografía: el uso de los dos puntos.
6.
Léxico: el significado de los prefijos y de los
sufijos.
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1. La
narración (III): el tiempo y el espacio en los relatos.
EL
TIEMPO es el elemento de la narración que comprende la duración, la
sucesión y el orden de los acontecimientos. En un relato, los hechos pueden
aparecer ordenados de diferentes maneras, según lo que busque el autor. Se
puede optar por:
-Orden
cronológico o lineal, es decir, los hechos se ordenan tal y como van
sucediendo.
-Flashback
(salto al pasado) que intercala en el relato pasajes del pasado.
-Flashforward
(salto al futuro) que intercala en el relato pasajes del futuro.
-In
media res (en medio de la acción), es decir, la historia comienza en un
punto intermedio, y puede ir hacia el pasado o el futuro.
EL
ESPACIO es un elemento que se refiere al lugar en el cual se desarrolla
la historia y se mueven los personajes. Puede ser: real; imaginario (no
existe, pero está creado a partir de lugares parecidos a los de la realidad) y fantástico (no existe ni se relaciona
con espacios reales).
2. El
lenguaje de los textos narrativos (III).
Hay distintos
procedimientos lingüísticos para poder realizar un relato cohesionado, con
sentido completo. Así, una palabra o un grupo de palabras repetidas en un texto
cohesionan las diferentes partes de una narración. Otra forma, es utilizar
sinónimos o pronombres. De esta forma, se evita la reiteración y se da variedad
léxica a un relato.
3. El
género narrativo (II): los mitos, las leyendas, los cuentos tradicionales y los
cuentos modernos.
Como hemos
indicado en el tema dos, el género narrativo tiene como característica esencial
el relato a través de la voz de un narrador de unas acciones, realizadas por
unos personajes en un espacio y en un tiempo concretos. Pueden utilizarse tanto
la prosa como el verso para realizar ese relato. En este tema, vamos a ver los
subgéneros narrativos que utilizan la prosa. Así, distinguimos:
A- LOS MITOS son relatos que tratan
de explicar el origen del mundo y de los conflictos más importantes que les
suceden a los seres humanos. Suceden en un espacio y en un tiempo míticos, es
decir, antiquísimos o inventados.
B- LAS LEYENDAS son narraciones que
el pueblo inventa para explicar un suceso real o fantástico ocurrido en un
espacio real o identificable.
C- LOS CUENTOS TRADICIONALES son
relatos fantásticos de aventuras que se transmitían de generación en generación
de forma oral. A lo largo del tiempo, se introducen cambios en los mismos, no
tienen autor conocido y suelen tener final feliz.
D- LOS CUENTOS MODERNOS LITERARIOS
tienen un autor conocido y, al transmitirse de forma escrita, no sufren
variaciones con el tiempo y su final es variable (feliz o no).
TEXTO
1: “ORFEO Y EURÍDICE”
En la época en que dioses y
seres fabulosos poblaban la Tierra, vivía en Grecia un joven llamado Orfeo, que
solía entonar hermosísimos cantos acompañado por su lira. Su música era tan
hermosa que, cuando sonaba, las fieras del bosque se acercaban a lamerle los
pies y hasta las turbulentas aguas de los ríos se desviaban de su cauce para
poder escuchar aquellos sones maravillosos.
Un día en que Orfeo se
encontraba en el corazón del bosque tañendo su lira, descubrió entre las ramas
de un lejano arbusto a una joven ninfa que, medio oculta, escuchaba embelesada.
Orfeo dejó a un lado su lira y se acercó a contemplar a aquel ser cuya
hermosura y discreción no eran igualadas por ningún otro ser.
-Hermosa ninfa de los bosques
–dijo Orfeo-, si mi música es de tu agrado, abandona tu escondite y acércate a
escuchar lo que mi humilde lira tiene que decirte.
La joven ninfa, llamada
Eurídice, dudó unos segundos, pero finalmente se acercó a Orfeo y se sentó
junto a él. Entonces Orfeo compuso para ella la más bella canción de amor que
se había oído nunca en aquellos bosques. Y
pocos días después se celebraban en aquel mismo lugar las bodas entre
Orfeo y Eurídice. La felicidad y el amor llenaban los días de la joven pareja.
Pero los hados, que todo lo truecan, vinieron a cruzarse en su camino. Y una
mañana en que Eurídice paseaba por un verde prado, una serpiente vino a morder
el delicado talón de la ninfa, depositando en él la semilla de la muerte. Así
fue como Eurídice murió apenas unos meses después de haber celebrado sus bodas.
Al enterarse de la muerte de
su amada, Orfeo cayó presa de la desesperación. Lleno de dolor, decidió
descender a las profundidades infernales para suplicar a los dioses de las
tinieblas que permitieran a Eurídice volver a la vida. Aunque el camino hasta
los infiernos era largo y estaba lleno de dificultades, Orfeo consiguió llegar
hasta el borde de la laguna Estigia, cuyas aguas separan el reino de la luz del
reino de las tinieblas. Allí entonó un canto tan triste y tan melodioso que
conmovió al mismísimo Carón, el barquero encargado de transportar las almas de
los difuntos hasta la otra orilla de la laguna. Orfeo atravesó en la barca de
Carón las aguas que ningún ser vivo puede cruzar. Y una vez en el reino de las
tinieblas, se presentó ante Plutón, dios de las profundidades infernales, y
acompañado de su lira, pronunció estas palabras:
-¡Oh, señor de las tinieblas!
Heme aquí, en vuestros dominios, para suplicaros que resucitéis a mi esposa
Eurídice y me permitáis llevarla conmigo. Yo os prometo que cuando nuestra vida
termine, volveremos para siempre a este lugar.
La música y las palabras de
Orfeo eran tan conmovedores que consiguieron paralizar las penas de los
castigados a sufrir eternamente. Y lograron también ablandar el corazón de
Plutón, quien, por un instante, sintió que sus ojos se le humedecían.
-Joven Orfeo, -dijo Plutón-,
hasta aquí habían llegado noticias de la excelencia de tu música; pero nunca
hasta tu llegada se habían escuchado en este lugar sones tan turbadores como
los que se desprenden de tu lira. Por eso, te concedo el don que solicitas, aunque con una condición.
-¡Oh, poderoso Plutón!, –exclamó Orfeo-. Haré cualquier cosa que me
pidáis con tal de recuperar a mi amadísima esposa.
-Pues bien, – continuó Plutón-,
tu adorada Eurídice seguirá tus pasos hasta que hayáis abandonado el reino de
las tinieblas. Solo entonces podrás mirarla. Si intentas verla antes de
atravesar la laguna Estigia, la perderás para siempre.
-Así se hará, -aseguró el
músico.
Y Orfeo inició el camino de
vuelta hacia el mundo de la luz. Durante largo tiempo Orfeo caminó por sombríos
senderos y oscuros caminos habitados por la penumbra. En sus oídos retumbaba el
silencio. Ni el más leve ruido delataba la proximidad de su amada, lo cual le
llenaba de inquietud. Y en su cabeza resonaban las palabras de Plutón: “Si
intentas verla antes de atravesar la laguna Estigia, la perderás para siempre”.
Por fin, Orfeo divisó la
laguna. Allí estaba Carón con su barca y, al otro lado, la vida y la felicidad
en compañía de Eurídice. ¿O acaso Eurídice no estaba allí y solo se trataba de
un sueño? Orfeo dudó por un momento y, lleno de impaciencia, giró la cabeza
para comprobar si Eurídice le seguía. Y en ese mismo momento, vio cómo su amada
se convertía en una columna de humo que él trató inútilmente de apresar entre
sus brazos mientras gritaba preso de la desesperación:
-Eurídice, Eurídice…
Orfeo lloró y suplicó perdón a
los dioses por su falta de confianza, pero solo el silencio respondió a sus
súplicas. Y, según cuentan, Orfeo, triste y lleno de dolor, se retiró a un
monte donde pasó el resto de su vida sin más compañía que su lira y las fieras
que se acercaban a escuchar sus melancólicos cantos compuestos en recuerdo de
su amada.
(Basado en Ovidio,
Metamorfosis)
TEXTO 2: “LA LECHERA”
Llevaba en la cabeza una
lechera el cántaro al mercado con aquella presteza, aquel aire sencillo, aquel
agrado, que va diciendo a todo el que lo advierte: ¡Yo sí que estoy contenta
con mi suerte! Porque no apetecía más compañía que su pensamiento, que alegre
le ofrecía inocentes ideas de contento, marchaba sola la feliz lechera.
Y decía entre sí de esta
manera: “Esta leche vendida, en limpio, me dará tanto dinero, y con esta
partida un canasto de huevos comprar quiero, para sacar cien pollos, que al
estío me rodeen cantando pío, pío. Del importe logrado de tanto pollo, mercaré
un cochino; con bellota, salvado, berza y castaña, engordará sin tino; tanto,
que puede ser que yo consiga ver cómo se le arrastra la barriga. Lo llevaré al
mercado; sacaré de él, sin duda, buen dinero. Compraré de contado una robusta
vaca y un ternero que salte y corra toda la campaña, hasta el monte cercano a
la cabaña”. Con este pensamiento enajenada, brinca de manera, que a su salto
violento, el cántaro cayó. ¡Pobre lechera! ¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca, ternero. ¡Oh loca fantasía, qué palacios fabricas
en el viento! Modera tu alegría; no sea que saltando de contento, al contemplar
dichosa tu mudanza, quiebre su cantarillo su esperanza. No seas ambiciosa de mejor o más próspera
fortuna; que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna.
TEXTO 3: “DOÑA TRUHANA”
Había una mujer que se llamaba
doña Truhana, que era más pobre que rica, la cual fue un día al mercado con una
olla de miel en la cabeza. Mientras iba por el camino, empezó a pensar que
vendería la miel y que, con lo que le diesen, compraría una partida de huevos,
de los cuales nacerían gallinas, compraría ovejas, y así fue comprando y
vendiendo, siempre con ganancias. Y pensando en esto, comenzó a reír con mucha
alegría por su buena suerte y, riendo, riendo, se dio una palmada en la frente,
la olla cayó al suelo y se rompió en mil pedazos.
(Fragmento tomado
de El Conde Lucanor, Don Juan
Manuel)
TEXTO 4: “EL ORIGEN DEL DÍA Y LA NOCHE”
En las lejanas y
mágicas tierras del Perú, habita la tribu de los chamas. Al igual que otros
pueblos primitivos, los chamas tienen antiguas y maravillosas leyendas para
explicar los fenómenos de la naturaleza y la razón del universo. Una de esas
leyendas explica el origen del día y de la noche.
Según los
chamas, el dios Habi tuvo dos hijos: Bari, dios del Sol, y Use, diosa de la
Luna. Bari era un joven fuerte, de
rubios cabellos rizados y piel dorada como la miel. Era alegre y alborotador y
poseía una desbordante vitalidad. Siempre andaba inventando travesuras y
disfrutaba como un niño haciendo rabiar a su hermana. Por el contrario, Use era
una muchacha frágil, lánguida, de una extraordinaria palidez, y bella y delicada
como una hermosa rosa blanca.
Un caluroso día
de verano, la bella Use fue a bañarse a un lago de aguas tranquilas y
transparentes y se sentó a la orilla del lago para mirar su reflejo en el agua.
Bari, mientras tanto estaba paseando por los alrededores y vio a su hermana.
Así que decidió gastarle una broma. Se untó las manos con la oscura resina de
un árbol y se acercó sigilosamente a su hermana. Bari frotó las palmas negras
de sus manos en el blanquísimo rostro de Use.
Al verse así, manchada, la bella diosa rompió a llorar. Use se enfadó
muchísimo y Bari le pidió perdón. Sin embargo, Use le prometió que nunca más la
volvería a ver.
La diosa, en un
vuelo fugaz, ascendió a los cielos ante el asombro de su afligido hermano.
Desde entonces, Use, la diosa de la Luna, sale siempre de noche, cuando Bari,
el dios del Sol, ya se ha ocultado. Cuenta también la leyenda que Use siente a
veces deseos de ver a su hermano y, por
eso, algunos días muy claros, podemos ver a la Luna y el Sol juntos en el
cielo, aunque solo sea durante unos instantes.
TEXTO 5: “LA HONDA DE DAVID”
Había una vez un niño llamado David
N., cuya puntería y habilidad en el manejo de la resortera despertaba tanta
envidia y admiración entre sus amigos de la vecindad y de la
escuela, que veían en él-y así lo comentaban entre ellos cuando sus padres no
podían escucharlos-un nuevo David.
Pasó el tiempo.
Cansado del tedioso tiro al blanco que
practicaba disparando sus guijarros contra latas vacías o pedazos de botella,
David descubrió un día que era mucho más divertido ejercer contra los pájaros
la habilidad con que Dios lo había dotado, de modo que de ahí en adelante la
emprendió con todos los que se ponían a su alcance, en especial contra
Pardillos, Alondras, Ruiseñores y Jilgueros, cuyos cuerpecitos sangrantes caían
suavemente sobre la hierba, con el corazón agitado aún por el susto y la
violencia de la pedrada.
David corría jubiloso hacia ellos y los
enterraba cristianamente.
Cuando los padres de David se enteraron de esta
costumbre de su buen hijo se alarmaron mucho, le dijeron qué era aquello, y
afearon su conducta en términos tan ásperos y convincentes que, con lágrimas en
los ojos, él reconoció su culpa, se arrepintió sincero, y durante mucho
tiempo se aplicó a disparar exclusivamente sobre los otros niños.
Dedicado años después a la milicia, en la
Segunda Guerra Mundial David fue ascendido a general y condecorado con las
cruces más altas por matar él solo a treinta hombres, y más tarde
degradado y fusilado por dejar escapar viva una Paloma mensajera del enemigo.
Augusto
Monterroso: La oveja negra y demás fábulas
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