Estos son algunos de los cuentos que los alumnos de 1º ESO han escrito sobre la temática de miedo, terror o misterio. Si queréis que vuestro cuento se publique, tenéis que enviárselo a la profesora. ¡BUENA LECTURA!
Relatos de 1º ESO C
Relatos de 1º ESO B
Relatos de 1º ESO A
Relato de Diego Regos (1º ESO A)
Diego Regos Míguez
1º El
Puntero Láser
Hace unos años el abuelo de Andrés le había
contado la macabra desaparición del antiguo Mayordomo de la casa, el señor
Albert Crouse. Una desaparición misteriosa sin rastro la noche de Halloween con
luna llena.
El abuelo al acabar la historia le regaló con
todo su cariño un antiguo puntero láser de aventurero a Andrés. Este le
prometió que siempre lo llevaría con él.
2º Halloween
Andrés era un niño de lo más normal. Tenía doce años, no era ni alto ni
bajo, tenía pelo y ojos castaños y piel muy morena. Era curioso y buen
estudiante.
Vivía en una gran casa algo encantada con su abuelo, sus padres y con
alguien más…
Esa mañana, próxima a la noche de Halloween, en el colegio habían
hablado de esta celebración:
- ¡A ver clase! ¿Alguien sabe lo que es Halloween? – preguntó la
profesora -.
- ¡Sí, es una fiesta de miedo!
- ¡Americana!
- En la que los niños piden caramelos por las
casas.
- ¡Y se disfrazan…!
Todos estos comentarios le trajeron a la
cabeza la historia del abuelo, la del “ Mayordomo”.
Esa noche de luna llena se habían escuchado ruidos
raros procedentes del pozo de la casa. El espíritu aventurero de Andrés lo
invitó a investigar. Cogió el láser, los prismáticos de visión nocturna, una
mochila y se lanzó a la aventura.
3º Desenmascarando al Monstruo
Andrés se dispuso a descender al fondo del
oscuro pozo por unas estrechas, mugrientas y resbaladizas escaleras.
Llegó al fondo y no había monstruo alguno, sólo
unos huesos y cenizas , posiblemente del Mayordomo. El aventurero algo asustado
y a la vez decepcionado por el descubrimiento realizó el peligroso ascenso hasta la superficie. Allí
se encontró con un gigantesco bicho. ¡Era el monstruo! Un ser repugnante, alto,
con un solo ojo, cuatro brazos, dos pies y un color verde moco que cubría un
cuerpo deforme.
Andrés se echó a correr apuntándole con el
láser, lo que lo redujo a cenizas por la alta concentración de luz en un solo
punto.
Andrés tras las características y actitudes
del monstruo descubrió que cada año en que la noche de Halloween coincidía con
luna llena mataría a un humano para chuparle la sangre.
Definitivamente, todo quedó en una …
¡¡¡ Terrorífica noche de Halloween!!! Y con el misterio del Mayordomo resuelto.
FIN
Relato de María Martelo (1º ESO A)
Todo comenzó un día de otoño normal y corriente. El
viento movía suavemente las hojas de los árboles, a punto de caer sobre el
suelo mojado. Era una tarde lluviosa en Lyredwist;
de vez en cuando, un leve trueno alteraba la tranquilidad de los vecinos que
hacían sus tareas apresurados. Se acercaban las fiestas del pueblo y nadie en
la zona quería perdérselas. Era la primera vez que Nicolás asistía. Él y sus
padres, José y Alicia, se hospedarían en un hotel a las afueras.
Llegaron el 28 de Octubre en un coche que habían
alquilado. En el hotel todo parecía normal, la recepcionista, una señora con el
pelo negro, ojos grises color ceniza, más bien baja y muy delgada, les acompañó
a lo que serían sus habitaciones. A Nicolás le correspondería la habitación
315, pero debido a un imprevisto a él le tocó la 313 y a sus padres la 314.
Eran habitaciones grandes y muy espaciosas, cada una
de ellas con un pequeño cuarto de baño en el interior. Lo malo es que no
estaban muy limpias y tanto el hotel como las habitaciones tenían un aspecto
antiguo y tenebroso.
Nicolás dejó su maleta tendida sobre la cama y se
puso a inspeccionar su habitación. Mientras, Alicia y José limpiaban y
ordenaban la ropa toda la mañana.
Él ya había acabado su examen detallado de la
habitación sin obtener muchos resultados, nada más que el estado de suciedad al
que se sometía.
El día pasó lentamente, las fiestas no comenzaban
hasta el 31 de octubre y aún quedaban tres días más en ese oscuro hotel. Llegó
la noche, desde la ventana de la habitación observaba la luna, una luna llena y
enorme que relucía entre las tinieblas de la noche.
Pronto llegó la hora de irse a la cama, y muy a
pesar del niño, dio las buenas noches a sus padres y se recostó en la
polvorienta cama. Antes de apagar la pobre luz que lo iluminaba echó un vistazo
al armario en el que estaba su ropa, ya que tenía alguna sospecha de que en él
habitaban ratones. Antes de que pudiera hacer nada, la luz de un relámpago le
iluminó a través de la ventana; un instante después, se oyó un trueno y se
quedó a oscuras.
Palpó la mesilla de noche y encontró, además de
polvo, su linterna. La encendió y se tranquilizó un poco. Cuando se le había
pasado el susto volvió a apagar la luz. ¡Menuda noche le esperaba! No logró
dormir hasta pasadas las tres de la madrugada. Un ruidito que provenía del
armario lo tenía inquieto.
A la mañana siguiente su madre lo despertó
sobresaltada diciendo:
- ¡Tu padre ha desaparecido!
-¡Cómo!... Es decir, ¿cuándo ha desaparecido?
La madre le respondió con voz temblorosa:
- Ayer… por la noche hubo un apagón, en cuanto
volvió la luz tu padre ya no estaba. Yo pensé que había ido a por algo al baño,
no hice caso y me dormí, pero ahora…
El niño, pálido, le respondió a la madre:
- Tranquila mamá, si no aparece hoy por la noche,
llamaremos a la policía.
Transcurrió la tarde sin noticias del padre, los dos
se estaban preocupando de verdad por lo que le pudiera pasar a José. Tenían
pensado esperar hasta las ocho de la tarde.
Nicolás se fue a comprar acompañado por un amigo
suyo y volvió a la hora de la cena. ¡Su madre no estaba! ¿Se habría ido por su
propio pie? O… algo peor. Nicolás se quedó solo en la misteriosa habitación
313, esperando que su madre se fuera a la panadería o algo por el estilo y
volviera pronto.
Llegó la noche. Nicolás se había tumbado en la cama
para intentar dormir, pero entre lo sucedido ese mismo día y el misterioso
sonido que procedía del armario no logró conciliar el sueño.
A las once de la noche, no aguantó más, se levantó
de la cama y lo abrió. En el interior del armario no encontró nada, solo una
nota, que decía:
“Sigue tus sospechas y darás con lo que quieres”.
Nicolás notó como un gran escalofrío se apoderaba de
él.
Después de un rato pensando en el significado de la
nota que había encontrado, seguía sin encontrarle ningún sentido. Los ruidos
del armario seguían y no paraban. Se puso histérico y volvió a abrir el armario
sin ninguna novedad. Se le ocurrió moverlo, por si el causante del ruido estaba
detrás y no dentro.
Al abrirlo encontró una pequeña puerta, la abrió y
descubrió unas escaleras en una especie de túnel secreto.
Los ruidos no cesaban. Cada paso que daba, cada
escalón que bajaba, se escuchaba más y más alto. Por fin, después de andar un
rato por el extraño y siniestro lugar, descubrió una puerta, muy grande, ¡de
ahí provenía el sonido! El corazón se le puso a cien. ¿Quién sabe lo que ahí
podía haber? Con su mano temblorosa agarró el pomo, giró la manilla y la puerta
se abrió. Detrás de esta encontró a su padre y a su madre amordazados. Fue en
su ayuda para liberarlos, pero antes de llegar a ellos, una criatura horrenda,
con la cara llena de arrugas y cortes, los ojos rojos, la boca un tanto cosida
y una mirada penetrante le detuvo con un solo chillido.
En su cabeza sonaban unas palabras muy, muy bajo,
tan bajas que casi no se escuchaban, pero el volumen fue subiendo y pudo
escuchar: “Despierta”, “Despierta”, “Nicolás, despierta”. Así muchas veces.
Entonces, de repente se encontró en la cama, y su
madre al lado intentando despertarlo. ¡Todo había sido un sueño!
FIN
María Martelo del Río
1º A
Relato de Antonio Vázquez (1º ESO C)
~QUERIDO
DIARIO
Este
libro pertenece a Jüsse Alphazeto.
16/01/1968
-Querido
diario, hoy voy a empezar a escribirte, pues empiezo mi investigación: mi
investigación sobre lo paranormal. Desde ahora viviré en un pueblo de
Rasselvania, Tourrê específicamente. Por suerte he conseguido una buena y
acogedora cabaña en un bosque cercano al pueblo. El lugar es precioso, pero los
árboles de hoja caduca le dan un toque tétrico y fúnebre. Pienso empezar
pronto, por algo me vine aquí, al lugar con más indicios de actividades paranormales
de todo el mundo. Zombis, caracoles, vampiro y mucho más con las cosas que
espero encontrarme. Ahora, si me disculpas, me iré a la cama.
21/02/1968, 9:15 AM
Querido
diario, ya empiezo a ver las primeras anomalías, por suerte. Aunque nada, por
el momento, espectacular. He visto varios bateyes,
como los llamo yo. Son ojos con alas de murciélago, al parecer bastante
comunes en esta zona. He recibido varios mordiscos de zombis, pero el Sr.
Scrahabin , el curandero del pueblo, dice que no he de preocuparme. Ese señor me
da mala espina.
Ah, por cierto, mi cabaña está encantada, al
parecer. Esto lo supe justamente unas semanas después de escribirte por primera
vez. Unos fantasmas empezaron a atacarme nada más verme. Son muy “majos”, tan
“majos” que me han echado de la cabaña a patadas, literalmente. Por suerte, los
pueblerinos, que ellos sí son majos, me acogieron con las manos abiertas. Te
escribo más tarde, pues me estoy quedando sin tinta y he de comprar más.
21/02/1968, 11:45 PM
Querido
diario, ahora con más tinta e historias que contar, te vuelvo a escribir. La
verdad, cada vez me gusta más este lugar. Hoy por la tarde escuché algo sobre
fantasmas en el cementerio. Y eso, OBVIAMENTE captó mi atención al
momento. Resulta que el sepulturero vio varios entes deambulando a sus anchas
por todo el cementerio. También, se decía que había varios guardas de la armada
Jaxia, pero nadie lo creía, pues se lleva sin saber nada sobre ella desde hace
diez años. Se especula que sufrieron una emboscada, en la cual murieron todos
sus integrantes. Pero como ya dije antes, no se sabe al cien por ciento si es
cierto.
A
lo que iba, después de de comer me dispuse a ir al cementerio. Estaba oscuro,
pero bien se podía ver que había algunas tumbas abiertas, lápidas rotas y
tiradas por el húmedo suelo y unas extrañamente grandes pisadas. Al final había
un cobertizo bastante pequeño, donde el sepulturero guardaba sus herramientas.
El paisaje era frío, y hacías bastante viento. Todo el lugar estaba en orden,
excepto algún que otro grafiti,
seguramente hechos por algún fantasma adolescente. Después de un buen rato
buscando cosas extrañas, sentí una presencia. Recuerdas la armada que antes
mencioné, ¿no? Pues era un guarda de la armada Jaxia.
Se
notaba que era uno, pues lo distinguía su gran cresta de plumas azul celeste
sobresaliendo sobre su casco. Era como dos metros de alto, y llevaba una
reluciente armadura, bastante desgastada y rota, con cota de malla por debajo.
Resaltaban sus grandes hombreras, las cuales supuse que eran artesanas, pues
eran de maderas y estaban muy elaboradas. Llevabas una capa raída de piel gris
oscura, que destacaba junto a sus botas de placas de una aleación verde
brillante. Portaba una kiliç, una
especie de espada turca. Esta última tenía un diente en forma de gancho casi al
final del filo.
Se
notaba que era un gran esgrimista tan solo por la forma de coger la espada y su
postura, con el cuerpo estabilizado sobre sus dos grandes piernas y una mano
por detrás de la espalda. No era muy amistoso, pues empezó a atacarme nada más
verme. Me hacía retroceder bastante, con cortes y estocadas bastante rápidas y
precisas. Pude llegar al cobertizo del sepulturero, donde improvisé rápidamente
una espada, con un barrote de hierro, un poco de madera y unas vendas. Salí
raudamente del cobertizo y me dispuse a luchar contra él. Era bueno, pero yo,
sin lugar a dudas, era mejor. Le vencí fácilmente, aunque me hizo sudar un
poco, he de admitirlo.¡ Mamá, muchas gracias por apuntarme a esas clases de esgrima,
me han salvado la vida! No podré escribirte durante un tiempo. Espero que sepas
perdonarme.
19/12/1968
Querido
diario, siento no haberte escrito en once meses, pero tengo una excusa. Me habían ofrecido un viaje por
toda Rasselvania para un estudio sobre lo paranormal y, como creo que
comprendes, no pude rechazarlo. Gracias a él, soy el representante de P.A.A.R
(ParAnormal Activities References), una empresa que se dedica a estudiar lo
paranormal y con la cual publiqué ya mi primer libro sobre lo paranormal: Monstruos paranormales: Cómo cuidarles y dónde
encontrarlos. ¿Y por qué te digo esto? Para avisarte. Para avistarte de que
voy a dejar de escribirte. Espero que puedas volver a perdonarme… ¡Me da tanta
rabia! Tantas historias que contar, pero sin tiempo para contarlas…
Relato de Andrea Caneda (1º ESO B)
Relato de Andrea Caneda (1º ESO B)
EL DIARIO 10 DE
ANDREA: UN DÍA DE MIEDO EN EL INSTITUTO
Lunes, 1 de noviembre
¡¡¡BUFF!!!
Nunca pensé que tal cosa me ocurriese a mí.
Era un lunes como otro cualquiera cuando…
Bueno, antes tendré que empezar por el
principio. Si estás leyendo este diario que eres de confianza o amiga mía ¡y ya
me conoces!, pero por si acaso me presento. Mi nombre es Andrea, Andrea Caneda.
Soy una niña de doce años, espontánea y divertida. Voy al Instituto Maruxa
Mallo, concretamente en 1º B. Aunque estudio, mi verdadera pasión desde siempre
es escribir: libros, novelas, poemas… de cualquier tipo. Por eso, comencé a
redactar un diario.
¿Dónde lo había dejado…? ¡Ah, sí! Era un
lunes como otro cualquiera. Me levanté e hice la misma rutina de siempre: me
duché, me vestí, me lavé los dientes, desayuné, cogí el auotbús y me fui al
instituto. Llegué allí y no había nadie. El autobús estaba vacío y la puerta de
la entrada cerrada, o eso creía. Me acerqué hasta ella y se abrió sola. Quise
avisar al conductor, pero él se había marchado. Estaba lloviendo, y mucho. Con
decisión me adentré hasta la puerta del edificio y me dispuse a entrar. Pensé
que como la puerta estaba abierta habría alguien. La idea era buena, pero no,
allí solo estábamos las calabazas de Halloween, que habíamos preparado para la
ocasión, y yo. Parecía como estos cementerios fantasmas en los que no entra
nadie en todo un siglo.
Quería salir de allí y volver a casa
andando, pero la puerta se cerró por el viento y solo se podía abrir desde
afuera. Comprobé todas las puertas que tienen acceso al patio y estaban también
cerradas con llave. Fui hasta la conserjería para verificar si estaba Estrella,
la conserje, pero na había nadie. Encontré dos llaves. En una de ellas, con un
papelito blanco colocado en una superficie verde, ponía 1º B. La cogí y subí
hasta el segundo piso. Antes de llegar, escuché dos voces; en concreto, una
aguda y otra más grave, que semejaban mantener una conversación. No les entendía
mucho, así que con cada vez más ganas me limité a correr hasta mi aula. Las
voces procedían de allí. Coloqué la llave en la cerradura pensando que habría
alguien, pero mi felicidad se desvaneció cuando paré de escuchar los murmullos.
De todos modos, como me seguía picando la curiosidad, entré. No se veía a nadie. Bajé mi silla y me senté.
De repente, una voz aguda habló y dijo:
-¡AUUUUUUU….!
Me alarmé y empecé a gritar. Esa misma voz,
con un tono brusco y desagradable, continuó:
-¿Es que nunca has oído hablar a una silla o
qué?
Os parecerá increíble. A mí, en su momento,
también me lo pareció y le sigo dando vueltas, pero por increíble que sea, la
silla recitaba palabras como cualquier ser humano.
-¡No chilléis tanto, que uno quiere
descansar!, –advirtió una voz grave que procedía del encerado digital-.
No sabiendo si me estaba volviendo loca o
no, contesté amablemente:
-Mil perdones, señor encerado.
-Hombre, por fin alguien educado en esta
aula – afirmó él.
-Y… ¿Cómo se llama, señorita?
-Le responderé con mucho gusto, pero antes
dígame cómo se llama usted.
-Mi nombre es Polvo, pero ahora como soy
digital me llaman “teacher” en inglés, “profesor” en las materias de gallego y
castellano y “prof” en francés.
-Pues yo me llamo Andrea, Andrea Caneda.
-Andrea, no le hagas caso a ese finolis que
es tan viejo como el instituto, - se burló la silla-. Yo me llamo Esmeralda, -
continuó ella-.
-Para cultos nosotros, - dijeron todos los
diccionarios-.
Y así empezaron a hablar todos los objetos
que me rodeaban.
Salí de la clase y empecé a correr por los
pasillos. Parecía que las paredes se me caían encima. Desesperadamente, intenté
abrir la puerta principal, pero no fui capaz. Me tumbé en el suelo llorando y
alterada, cuando de repente apareció una niña de unos seis años de edad, toda
despeinada y con la mirada perdida. Era muy esbelta y llevaba una túnica blanca
toda rota, llena de sangre. Tenía la piel pálida, llena de pecas en su gran
cara y… ¡estaba flotando! Poco tardé en pensar que era un fantasma. Parecía inofensiva,
así que la seguí.
Cuando me di cuenta, estaba en clase de
Lengua, anotando los deberes que había para el martes.
No sé el cómo ni el poqué de lo sucedido,
pero la verdad es que tampoco quiero saberlo. No tengo gran interés. Después de
lo pasado, solo tengo ganas de descansar.
¡¡PERO LA HISTORIA NO ACABA AQUÍ!
Mañana será martes 2 y más aventuras me
esperan…
MARTES, 2 DE NOVIEMBRE
Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario