lunes, 23 de noviembre de 2015

AQUÍ ESTÁN VUESTROS CUENTOS DE MIEDO


Estos son algunos de los cuentos que los alumnos de 1º ESO han escrito sobre la temática de miedo, terror o misterio. Si queréis que vuestro cuento se publique, tenéis que enviárselo a la profesora. ¡BUENA LECTURA!

Relatos de 1º ESO C







Relatos de 1º ESO B






Relatos de 1º ESO A






Relato de Diego Regos (1º ESO A)




El Gran Misterio del ,MAYORDOMO 







                                           Diego Regos Míguez

1º   El Puntero Láser

Hace unos años el abuelo de Andrés le había contado la macabra desaparición del antiguo Mayordomo de la casa, el señor Albert Crouse. Una desaparición misteriosa sin rastro la noche de Halloween con luna llena.
El abuelo al acabar la historia le regaló con todo su cariño un antiguo puntero láser de aventurero a Andrés. Este le prometió que siempre lo llevaría con él.

2º   Halloween

Andrés era un niño de lo más normal. Tenía doce años, no era ni alto ni bajo, tenía pelo y ojos castaños y piel muy morena. Era curioso y buen estudiante.
Vivía en una gran casa algo encantada con su abuelo, sus padres y con alguien más…
Esa mañana, próxima a la noche de Halloween, en el colegio habían hablado de esta celebración:
- ¡A ver clase! ¿Alguien sabe lo que es Halloween? – preguntó la profesora -.
-  ¡Sí, es una fiesta de miedo!  
- ¡Americana!
- En la que los niños piden caramelos por las casas.
- ¡Y se disfrazan…!

Todos estos comentarios le trajeron a la cabeza la historia del abuelo, la del “ Mayordomo”.
Esa noche de luna llena se habían escuchado ruidos raros procedentes del pozo de la casa. El espíritu aventurero de Andrés lo invitó a investigar. Cogió el láser, los prismáticos de visión nocturna, una mochila y se lanzó a la aventura.

3º   Desenmascarando al Monstruo

Andrés se dispuso a descender al fondo del oscuro pozo por unas estrechas, mugrientas y resbaladizas escaleras.
Llegó al fondo y no había monstruo alguno, sólo unos huesos y cenizas , posiblemente del Mayordomo. El aventurero algo asustado y a la vez decepcionado por el descubrimiento realizó el  peligroso ascenso hasta la superficie. Allí se encontró con un gigantesco bicho. ¡Era el monstruo! Un ser repugnante, alto, con un solo ojo, cuatro brazos, dos pies y un color verde moco que cubría un cuerpo deforme.
Andrés se echó a correr apuntándole con el láser, lo que lo redujo a cenizas por la alta concentración de luz en un solo punto.
Andrés tras las características y actitudes del monstruo descubrió que cada año en que la noche de Halloween coincidía con luna llena mataría a un humano para chuparle la sangre.
Definitivamente, todo quedó en una …

¡¡¡ Terrorífica noche de Halloween!!!  Y con el misterio del Mayordomo resuelto.
FIN






Relato de María Martelo (1º ESO A)







HABITACIÓN 313



Todo comenzó un día de otoño normal y corriente. El viento movía suavemente las hojas de los árboles, a punto de caer sobre el suelo mojado. Era una tarde lluviosa en Lyredwist; de vez en cuando, un leve trueno alteraba la tranquilidad de los vecinos que hacían sus tareas apresurados. Se acercaban las fiestas del pueblo y nadie en la zona quería perdérselas. Era la primera vez que Nicolás asistía. Él y sus padres, José y Alicia, se hospedarían en un hotel a las afueras.
Llegaron el 28 de Octubre en un coche que habían alquilado. En el hotel todo parecía normal, la recepcionista, una señora con el pelo negro, ojos grises color ceniza, más bien baja y muy delgada, les acompañó a lo que serían sus habitaciones. A Nicolás le correspondería la habitación 315, pero debido a un imprevisto a él le tocó la 313 y a sus padres la 314.
Eran habitaciones grandes y muy espaciosas, cada una de ellas con un pequeño cuarto de baño en el interior. Lo malo es que no estaban muy limpias y tanto el hotel como las habitaciones tenían un aspecto antiguo y tenebroso.
Nicolás dejó su maleta tendida sobre la cama y se puso a inspeccionar su habitación. Mientras, Alicia y José limpiaban y ordenaban la ropa toda la mañana.
Él ya había acabado su examen detallado de la habitación sin obtener muchos resultados, nada más que el estado de suciedad al que se sometía.
El día pasó lentamente, las fiestas no comenzaban hasta el 31 de octubre y aún quedaban tres días más en ese oscuro hotel. Llegó la noche, desde la ventana de la habitación observaba la luna, una luna llena y enorme que relucía entre las tinieblas de la noche.
Pronto llegó la hora de irse a la cama, y muy a pesar del niño, dio las buenas noches a sus padres y se recostó en la polvorienta cama. Antes de apagar la pobre luz que lo iluminaba echó un vistazo al armario en el que estaba su ropa, ya que tenía alguna sospecha de que en él habitaban ratones. Antes de que pudiera hacer nada, la luz de un relámpago le iluminó a través de la ventana; un instante después, se oyó un trueno y se quedó a oscuras.
Palpó la mesilla de noche y encontró, además de polvo, su linterna. La encendió y se tranquilizó un poco. Cuando se le había pasado el susto volvió a apagar la luz. ¡Menuda noche le esperaba! No logró dormir hasta pasadas las tres de la madrugada. Un ruidito que provenía del armario lo tenía inquieto.
A la mañana siguiente su madre lo despertó sobresaltada diciendo:
- ¡Tu padre ha desaparecido!           
-¡Cómo!... Es decir, ¿cuándo ha desaparecido?
La madre le respondió con voz temblorosa:
- Ayer… por la noche hubo un apagón, en cuanto volvió la luz tu padre ya no estaba. Yo pensé que había ido a por algo al baño, no hice caso y me dormí, pero ahora…
El niño, pálido, le respondió a la madre:
- Tranquila mamá, si no aparece hoy por la noche, llamaremos a la policía.
Transcurrió la tarde sin noticias del padre, los dos se estaban preocupando de verdad por lo que le pudiera pasar a José. Tenían pensado esperar hasta las ocho de la tarde.
Nicolás se fue a comprar acompañado por un amigo suyo y volvió a la hora de la cena. ¡Su madre no estaba! ¿Se habría ido por su propio pie? O… algo peor. Nicolás se quedó solo en la misteriosa habitación 313, esperando que su madre se fuera a la panadería o algo por el estilo y volviera pronto.
Llegó la noche. Nicolás se había tumbado en la cama para intentar dormir, pero entre lo sucedido ese mismo día y el misterioso sonido que procedía del armario no logró conciliar el sueño.
A las once de la noche, no aguantó más, se levantó de la cama y lo abrió. En el interior del armario no encontró nada, solo una nota, que decía:
“Sigue tus sospechas y darás con lo que quieres”.
Nicolás notó como un gran escalofrío se apoderaba de él.
Después de un rato pensando en el significado de la nota que había encontrado, seguía sin encontrarle ningún sentido. Los ruidos del armario seguían y no paraban. Se puso histérico y volvió a abrir el armario sin ninguna novedad. Se le ocurrió moverlo, por si el causante del ruido estaba detrás y no dentro.
Al abrirlo encontró una pequeña puerta, la abrió y descubrió unas escaleras en una especie de túnel secreto.
Los ruidos no cesaban. Cada paso que daba, cada escalón que bajaba, se escuchaba más y más alto. Por fin, después de andar un rato por el extraño y siniestro lugar, descubrió una puerta, muy grande, ¡de ahí provenía el sonido! El corazón se le puso a cien. ¿Quién sabe lo que ahí podía haber? Con su mano temblorosa agarró el pomo, giró la manilla y la puerta se abrió. Detrás de esta encontró a su padre y a su madre amordazados. Fue en su ayuda para liberarlos, pero antes de llegar a ellos, una criatura horrenda, con la cara llena de arrugas y cortes, los ojos rojos, la boca un tanto cosida y una mirada penetrante le detuvo con un solo chillido.
En su cabeza sonaban unas palabras muy, muy bajo, tan bajas que casi no se escuchaban, pero el volumen fue subiendo y pudo escuchar: “Despierta”, “Despierta”, “Nicolás, despierta”. Así muchas veces.
Entonces, de repente se encontró en la cama, y su madre al lado intentando despertarlo. ¡Todo había sido un sueño!

FIN

María Martelo del Río
1º A






Relato de Antonio Vázquez (1º ESO C)








~QUERIDO DIARIO
Este libro pertenece a Jüsse Alphazeto.
16/01/1968
-Querido diario, hoy voy a empezar a escribirte, pues empiezo mi investigación: mi investigación sobre lo paranormal. Desde ahora viviré en un pueblo de Rasselvania, Tourrê específicamente. Por suerte he conseguido una buena y acogedora cabaña en un bosque cercano al pueblo. El lugar es precioso, pero los árboles de hoja caduca le dan un toque tétrico y fúnebre. Pienso empezar pronto, por algo me vine aquí, al lugar con más indicios de actividades paranormales de todo el mundo. Zombis, caracoles, vampiro y mucho más con las cosas que espero encontrarme. Ahora, si me disculpas, me iré a la cama.
21/02/1968,  9:15 AM
Querido diario, ya empiezo a ver las primeras anomalías, por suerte. Aunque nada, por el momento, espectacular. He visto varios bateyes, como los llamo yo. Son ojos con alas de murciélago, al parecer bastante comunes en esta zona. He recibido varios mordiscos de zombis, pero el Sr. Scrahabin , el curandero del pueblo, dice que no he de preocuparme. Ese señor me da mala espina.
 Ah, por cierto, mi cabaña está encantada, al parecer. Esto lo supe justamente unas semanas después de escribirte por primera vez. Unos fantasmas empezaron a atacarme nada más verme. Son muy “majos”, tan “majos” que me han echado de la cabaña a patadas, literalmente. Por suerte, los pueblerinos, que ellos sí son majos, me acogieron con las manos abiertas. Te escribo más tarde, pues me estoy quedando sin tinta y he de comprar más.
21/02/1968,  11:45 PM
Querido diario, ahora con más tinta e historias que contar, te vuelvo a escribir. La verdad, cada vez me gusta más este lugar. Hoy por la tarde escuché algo sobre fantasmas en el cementerio. Y eso, OBVIAMENTE captó mi atención al momento. Resulta que el sepulturero vio varios entes deambulando a sus anchas por todo el cementerio. También, se decía que había varios guardas de la armada Jaxia, pero nadie lo creía, pues se lleva sin saber nada sobre ella desde hace diez años. Se especula que sufrieron una emboscada, en la cual murieron todos sus integrantes. Pero como ya dije antes, no se sabe al cien por ciento si es cierto.
A lo que iba, después de de comer me dispuse a ir al cementerio. Estaba oscuro, pero bien se podía ver que había algunas tumbas abiertas, lápidas rotas y tiradas por el húmedo suelo y unas extrañamente grandes pisadas. Al final había un cobertizo bastante pequeño, donde el sepulturero guardaba sus herramientas. El paisaje era frío, y hacías bastante viento. Todo el lugar estaba en orden, excepto algún que otro grafiti, seguramente hechos por algún fantasma adolescente. Después de un buen rato buscando cosas extrañas, sentí una presencia. Recuerdas la armada que antes mencioné, ¿no? Pues era un guarda de la armada Jaxia.
Se notaba que era uno, pues lo distinguía su gran cresta de plumas azul celeste sobresaliendo sobre su casco. Era como dos metros de alto, y llevaba una reluciente armadura, bastante desgastada y rota, con cota de malla por debajo. Resaltaban sus grandes hombreras, las cuales supuse que eran artesanas, pues eran de maderas y estaban muy elaboradas. Llevabas una capa raída de piel gris oscura, que destacaba junto a sus botas de placas de una aleación verde brillante. Portaba una kiliç, una especie de espada turca. Esta última tenía un diente en forma de gancho casi al final del filo.
Se notaba que era un gran esgrimista tan solo por la forma de coger la espada y su postura, con el cuerpo estabilizado sobre sus dos grandes piernas y una mano por detrás de la espalda. No era muy amistoso, pues empezó a atacarme nada más verme. Me hacía retroceder bastante, con cortes y estocadas bastante rápidas y precisas. Pude llegar al cobertizo del sepulturero, donde improvisé rápidamente una espada, con un barrote de hierro, un poco de madera y unas vendas. Salí raudamente del cobertizo y me dispuse a luchar contra él. Era bueno, pero yo, sin lugar a dudas, era mejor. Le vencí fácilmente, aunque me hizo sudar un poco, he de admitirlo.¡ Mamá, muchas gracias por apuntarme a esas clases de esgrima, me han salvado la vida! No podré  escribirte durante un tiempo. Espero que sepas perdonarme.
19/12/1968
Querido diario, siento no haberte escrito en once meses, pero tengo  una excusa. Me habían ofrecido un viaje por toda Rasselvania para un estudio sobre lo paranormal y, como creo que comprendes, no pude rechazarlo. Gracias a él, soy el representante de P.A.A.R (ParAnormal Activities References), una empresa que se dedica a estudiar lo paranormal y con la cual publiqué ya mi primer libro sobre lo paranormal: Monstruos paranormales: Cómo cuidarles y dónde encontrarlos. ¿Y por qué te digo esto? Para avisarte. Para avistarte de que voy a dejar de escribirte. Espero que puedas volver a perdonarme… ¡Me da tanta rabia! Tantas historias que contar, pero sin tiempo para contarlas…

Relato de Andrea Caneda (1º ESO B)


 


EL DIARIO 10 DE ANDREA: UN DÍA DE MIEDO EN EL INSTITUTO
Lunes, 1 de noviembre
¡¡¡BUFF!!!
Nunca pensé que tal cosa me ocurriese a mí. Era un lunes como otro cualquiera cuando…
Bueno, antes tendré que empezar por el principio. Si estás leyendo este diario que eres de confianza o amiga mía ¡y ya me conoces!, pero por si acaso me presento. Mi nombre es Andrea, Andrea Caneda. Soy una niña de doce años, espontánea y divertida. Voy al Instituto Maruxa Mallo, concretamente en 1º B. Aunque estudio, mi verdadera pasión desde siempre es escribir: libros, novelas, poemas… de cualquier tipo. Por eso, comencé a redactar un diario.
¿Dónde lo había dejado…? ¡Ah, sí! Era un lunes como otro cualquiera. Me levanté e hice la misma rutina de siempre: me duché, me vestí, me lavé los dientes, desayuné, cogí el auotbús y me fui al instituto. Llegué allí y no había nadie. El autobús estaba vacío y la puerta de la entrada cerrada, o eso creía. Me acerqué hasta ella y se abrió sola. Quise avisar al conductor, pero él se había marchado. Estaba lloviendo, y mucho. Con decisión me adentré hasta la puerta del edificio y me dispuse a entrar. Pensé que como la puerta estaba abierta habría alguien. La idea era buena, pero no, allí solo estábamos las calabazas de Halloween, que habíamos preparado para la ocasión, y yo. Parecía como estos cementerios fantasmas en los que no entra nadie en todo un siglo.
Quería salir de allí y volver a casa andando, pero la puerta se cerró por el viento y solo se podía abrir desde afuera. Comprobé todas las puertas que tienen acceso al patio y estaban también cerradas con llave. Fui hasta la conserjería para verificar si estaba Estrella, la conserje, pero na había nadie. Encontré dos llaves. En una de ellas, con un papelito blanco colocado en una superficie verde, ponía 1º B. La cogí y subí hasta el segundo piso. Antes de llegar, escuché dos voces; en concreto, una aguda y otra más grave, que semejaban mantener una conversación. No les entendía mucho, así que con cada vez más ganas me limité a correr hasta mi aula. Las voces procedían de allí. Coloqué la llave en la cerradura pensando que habría alguien, pero mi felicidad se desvaneció cuando paré de escuchar los murmullos. De todos modos, como me seguía picando la curiosidad, entré.  No se veía a nadie. Bajé mi silla y me senté.
De repente, una voz aguda habló y dijo:
-¡AUUUUUUU….!
Me alarmé y empecé a gritar. Esa misma voz, con un tono brusco y desagradable, continuó:
-¿Es que nunca has oído hablar a una silla o qué?
Os parecerá increíble. A mí, en su momento, también me lo pareció y le sigo dando vueltas, pero por increíble que sea, la silla recitaba palabras como cualquier ser humano.
-¡No chilléis tanto, que uno quiere descansar!, –advirtió una voz grave que procedía del encerado digital-.
No sabiendo si me estaba volviendo loca o no, contesté amablemente:
-Mil perdones, señor encerado.
-Hombre, por fin alguien educado en esta aula – afirmó él.
-Y… ¿Cómo se llama, señorita?
-Le responderé con mucho gusto, pero antes dígame cómo se llama usted.
-Mi nombre es Polvo, pero ahora como soy digital me llaman “teacher” en inglés, “profesor” en las materias de gallego y castellano y “prof” en francés.
-Pues yo me llamo Andrea, Andrea Caneda.
-Andrea, no le hagas caso a ese finolis que es tan viejo como el instituto, - se burló la silla-. Yo me llamo Esmeralda, - continuó ella-.
-Para cultos nosotros, - dijeron todos los diccionarios-.
Y así empezaron a hablar todos los objetos que me rodeaban.
Salí de la clase y empecé a correr por los pasillos. Parecía que las paredes se me caían encima. Desesperadamente, intenté abrir la puerta principal, pero no fui capaz. Me tumbé en el suelo llorando y alterada, cuando de repente apareció una niña de unos seis años de edad, toda despeinada y con la mirada perdida. Era muy esbelta y llevaba una túnica blanca toda rota, llena de sangre. Tenía la piel pálida, llena de pecas en su gran cara y… ¡estaba flotando! Poco tardé en pensar que era un fantasma. Parecía inofensiva, así que la seguí.
Cuando me di cuenta, estaba en clase de Lengua, anotando los deberes que había para el martes.
No sé el cómo ni el poqué de lo sucedido, pero la verdad es que tampoco quiero saberlo. No tengo gran interés. Después de lo pasado, solo tengo ganas de descansar.
¡¡PERO LA HISTORIA NO ACABA AQUÍ!
Mañana será martes 2 y más aventuras me esperan…
MARTES, 2 DE NOVIEMBRE

Continuará…










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